jueves, 30 de octubre de 2008

Paleta de limón

Cuentos, dibujos y algunas otras cosas

Un cuento por entregas para empezar.


Mi mascota es una nube

Un domingo caminando por el parque una nube gris se paró frente a mí, quise esquivarla y no pude. Me siguió por toda la ciudad. Entre la multitud eche a correr para despistarla, pero ágil y discreta me alcanzo a donde estuviera. Regresé a mi departamento corriendo con la esperanza de que así me libraría de ella, pero entró sin permiso y se instaló a mi lado. Ahí estábamos, la nube y yo. El solo mirarla ya me ponía nerviosa.

Cada día, sin anunciarse, la nube apareció entre la mesa de la cocina y la ventana, o entre mi almohada y el techo, o entre la toalla y la regadera.
-! Aquí estoy!,- me gritó como si no la viera. En medio del día dejaba caer una ligera lluvia, luego parecía que se mantenía a prudente distancia y otra vez me aguaba la tarde. Yo esperaba entonces con paciencia a que se retirara a su esquina para poder continuar. Al salir a la calle todos miraron sobre mi cabeza preguntándose, ¿como en días tan soleados se atreve esta mujer a sacar esa nube oscura a pasear?

Pasaron muchos días y la nube me vigilaba. A veces tenía la sensación de que poco a poco se disipaba. Cada mañana salía al jardín y me colocaba de frente al sol para llenarme de la intensa luz de esta ciudad, así por momentos cegada dejaba de preocuparme, pero al final del día, ahí está, a veces mas ligera, otros días muy cargada y oscura.